8.04.2012

LOS DERECHOS HUMANOS NO DEBEN DE EXISTIR...





Los Derechos Humanos no deberían de existir…como normas jurídicas


 Por: Sylvia Cristina Ortiz

La barbarie de la especie humana
Del encuentro de poetas

Vivimos en un planeta poblado de varias especies, seguimos una cadena ecológica para la preservación del ambiente. La mayoría de las especies mata para sobrevivir porque su cadena alimenticia así es como se lo indica. Muchas especies se encuentran extintas por diferentes razones. Una de las especies que nunca ha padecido extinción es la especie humana, aunque en algunos países la gente esté muriendo de hambre o a causa de distintas epidemias.
La especie humana no necesita actualmente matar para sobrevivir, ni para vestirse y ni siquiera para alimentarse pues puede vivir perfectamente sin comer carne. Sin embargo desde sus antepasados está acostumbrada a ello, solamente, que del matar por la supervivencia  ha pasado a matar por el sólo placer de matar. Le produce tanto placer el matar, que se matan entre su misma especie.
Actualmente, el ser humano es el peor depredador de todos los tiempos. Varias especies animales se han extinguido y algunas están en peligro de extinción incluyendo la propia  gracias a “él”. Aunque se supone que debe ser un hombre pensante, lo que menos hace es pensar y cuando lo hace lo hace para destruir y no para construir. El raciocinio no le ha servido.
Como todos los animales, anda en manadas, por el temor de ser presa de algún depredador, cuando los depredadores se encuentran dentro de su misma manada. A estas manadas se les llama: “sociedades”, las hay de todos colores, desde el blanco hasta el negro pasando por todos los matices; de todos olores, desde el más fino hasta el más corriente; de todos los sabores, desde el agrio hasta el más dulce; de todo tipo de pensamientos si a sus pensamientos se les puede llamar pensamientos; de todas las ideas, eso sí, a la “sociedad” se le ocurren muchas ideas, estúpidas la mayor parte de ellas por supuesto; de todas las religiones, “Dios nos proteja en todo momento”. Pero… son mayoría, son la “sociedad”, la que dicta las reglas y cánones.
Muchos seres humanos no quieren formar parte de estas manadas y quedan fuera de la “sociedad”, prefieren salir de ella aunque les es necesario interactuar con ella.
¿Cómo no contagiarte de las ideas de la “sociedad”?
¡Conservando tu individualismo! Aunque esto no le agrada a la “sociedad” para nada por supuesto, inmediatamente te tacharán de loco y atrevido.
¿Cómo que te sales de la “sociedad” para vivir diferente? ¡Estás loco! ¡Eres un inadaptado! ¡Quieres llamar la atención! Nadie te aceptará.
Dentro de las sociedades, los individuos siguen atacándose entre ellos mismos. Son como animalitos peleando por una hembra en celo.
Si las peleas no sucedieran una y otra vez, si las peleas no terminaran en venganza, en muerte, si hubiera respeto absoluto entre los individuos, si amáramos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, si nos toleráramos, entonces no habría la necesidad  de haber redactado los “Derechos Humanos”, porque todos gozaríamos de ellos sin necesidad de “exigirlos” por medio de la ley.
¿Cómo olvidarme de la “sociedad”, del mundo en el que vivo, que cada vez me agrada menos?
Creo que existen dos formas: la evasión y la protesta.
¿Cómo protestar sin que se violen mis derechos que como ciudadano y ser humano tengo?
Difícilmente, protestando con un artículo en los medios de comunicación. Se corre el riesgo de que a alguna persona poderosa no le agrade lo que escribo o lo que digo y pueda violar mis derechos humanos, tales como los dicta el artículo 19 y privarme de la vida quitándome uno de los principales derechos humanos que es el de:
“Todo individuo tiene derecho a la vida”
Entonces, ¿qué puedo hacer?
¡Protestar!
¡Protestar de una forma diferente!
Utilizar la poesía para dar a conocer mis sentimientos, mis ideas, mis pensamientos, mis  amores, mis desamores, mis odios, mis contradicciones y todos los sentimientos que puedan emanar de mi mente o de adentro de mi corazón. Es un desahogo para el alma y calma para el espíritu. Es el tomar mis derechos y hacerlos valer de una forma sutil y romántica.
En la poesía puedes hacer castillos en el aire y platicar de un mundo en el cual te gustaría vivir. Algo así como el “mundo feliz” en el cual no existe la ansiedad porque no existen los deseos, el cual no existe el desamor porque todos los seres se aman y se respetan, en el que todos comen porque todos trabajan para obtener alimentos para todos tal y como dice el siguiente artículo de los “Derechos Humanos”:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a su familia la salud, la alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los servicios sociales necesarios”.
Si todo lo anterior se cumpliera tal y como lo dictan los derechos humanos, entonces vuelvo a repetir: los derechos humanos como artículos escritos dentro de un marco legal no existirían, así como no existiría el mundo en el que estamos viviendo actualmente.
En la poesía puedes expresar tu desprecio a toda la barbarie humana, de una manera en que la “sociedad” no se sentirá agredida y no correrás riesgos de ninguna índole.
La poesía nos salva por unos instantes, nos hace sentir, nos hace olvidar a nuestra decadente “sociedad”, nos hace diferentes a los seres conformistas que se encuentran inmersos en nuestra “sociedad”, nos hace seres pensantes dentro de la especie humana.

Déjame vivir como las águilas
que orgullosamente transitan por el cielo…
Déjame cantar aquello, que hablar con mi boca no puedo
por temor a que un ser humano
la vida me quite y me quede en silencio…

Deja que hablen mis pensamientos
Plasmados en las letras de algún soneto…
Déjame llorar por este mundo hostil…
Déjame ejercer mis derechos… 
Sylvia Ortiz (Zyanya)